La familia Batlló, procedente en origen de Olot, creó durante el siglo XIX una de las más florecientes industrias catalanas en la elaboración de gasas y muselinas. Su fábrica incorporó los mejores adelantos de la época y llegó a tener miles de empleados. Sobresale entre los hermanos la persona de Juan Batlló i Barrera, por su ingenio emprendedor que le llevaba a continuos esfuerzos en adquirir materias primas y aumentar los rendimientos de la empresa.
Ambas familias emparentaron por el matrimonio de Domingo Batlló i Barrera con la hermana de Jerónimo Suñol, Dolores Suñol
Los hijos de ambos, Domingo y Román, sobrinos de Jerónimo Suñol, sostuvieron una afectuosa relación familiar con el escultor, que nombró a ambos albaceas testamentarios.
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La familia gustaba de reunirse en la finca "Angelats" que poseían en Ribes de Fresser. Allí, Román Batlló gran aficionado a la fotografía realizó algunos de los retratos que de aquel tiempo se conservan.
Roman Batlló i Suñol, falleció sin descendencia. Monserrat Batlló, hija de Domingo Batlló i Suñol, y su esposo Francesc Rocamora, donaron los trabajos que había en el estudio de Suñol al Museo Nacional de Arte de Cataluña, MNAC, donde se conservan actualmente.